Una historia de terror en nuestra realidad

La semana pasada salió a la luz una historia tenebrosa de la vida real, que cada vez que la escuchamos queremos creer que es una invención barata o un mito urbano, pero lamentablemente es cierto y sucedió en Amstetten, Austria.

Joseph F. secuestró y violó a su hija durante 24 años, como consecuencia de ello nacieron siete hijos, de los cuales sobrevivieron seis. Lo que me pregunto de esta total monstruosidad ¿cómo la madre no se dio cuenta de que su hija estaba encerrada durante años en el sótano de su casa? ¿acaso se conformó con que le llegará una simple carta de su hija diciéndole que se fue y que no la buscaran más? Carta que elizabeth F. fue obligada a escribir por su padre para evitar sospechas, pero una mamá no quedaría tranquila con ese consuelo.

Me he preguntado mil veces como esta mujer no se percató de la situación, cómo no escuchó ningún ruido, ninguna voz, ni siquiera su intuición de madre funcionó para sospechar de la situación perversa que ocurría bajo sus pies.

Niños que no han visto la luz jamás

Elizabeth tuvo en aquel sótano que la albergó 24 años de su juventud, que ya se fue, 7 hijos, uno murió y se sospecha que su padre lo quemó en el mismo lugar. De los otros, cuatro se criaron con los abuelos y los dos más pequeños nunca salieron del sótano y no conocían el mundo.

Lamentablemente esta pesadilla se quedará en sus mentes, es difícil de olvidar esta historia de terror, que supera cualquier cuento de miedo.

Aquellos niños vieron lo que era el mundo externo recién la semana pasada ¿cómo será estar en esa posición, ver arboles, césped, cielo, vida normal por primera vez? Tendrán que pasar muchas terapias, muchas conversaciones, muchas lágrimas para que estos niños puedan vivir realmente, al igual que sus otros hermanos, su madre y su abuela.

La muerte de una familia

Me parece increíble que sucedan situaciones como la ocurrida el miércoles pasado, en donde un empresario de la construcción asesinó a su esposa y a uno de sus hijos, posteriormente intentó quitarse la vida disparándose en la sien izquierda, quedando solamente con muerte cerebral.

Cuando leo como ocurrieron lo hechos, pienso ¿qué le estaría pasando a este señor para terminar una pelea doméstica a balazos? no se puede saber, lo único que queda son los hechos, los que estarán en el recuerdo de su familia, de la familia de su esposa y la de sus tres hijos restantes que se quedaron sin su familia, sin padre, sin madre, sin hermano mayor.

Queda el hecho de que Julio Norambuena, frente a las amenazas de su esposa de abandonarlo, se aterrorizó a tal punto que le dio un tiro en la cabeza a su mujer y cuando vio que su hijo mayor de 15 años salió corriendo para pedir auxilio, le disparó por la espalda.

Luego de ver los resultados de su día de furia se trató de suicidar, pero no fue suficiente, el aún esta en espera de su condena en el hospital Barros Luco. Sus familiares ya autorizaron que lo desconectaran y donarán todos sus órganos. Así terminará esta tragedia de Calera de Tango, que lamentablemente empezó con una simple discusión por una cuenta de Direct Tv.

Una radio comunitaria

La experiencia en la radio comunitaria es muy buena, tiene algo especial, una libertad de poder realizar los proyectos que uno siempre imaginó y darlo a conocer a los auditores, que agradecen que les dediquen unas palabras.

Hace poco comencé con un amigo, periodista también, un programa radial de cine, se llama sinopsis y es toda una aventura autodidacta llevar a cabo este espacio, ya que estamos los dos solos animando y debemos producir el programa, poner la música, estar a cargo de los controles y del teléfono.

Ufff es mucho trabajo para hacerlo al mismo tiempo, pero es gratificante lanzar al aire el fruto de todo ese esfuerzo, aunque se cometen errores al principio, como que una canción no salga entera al aire, porque se te olvida subir el volumen o problemas con las llamadas telefónicas, son detalles mínimos frente a la satisfacción de comunicar y conectarse con las personas de una comunidad.

Radio promaucaes de Machalí
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